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La gira 2021 de las Pastillas después de un año sin pogo

  • Foto del escritor: Broda
    Broda
  • 20 oct 2021
  • 5 Min. de lectura

Repasamos algunas de las fechas de Las Pastillas del Abuelo en Córdoba a semanas del cierre de su gira.


Fotos: Juan José Coronell y Florencia García


En estos últimos tres meses, Las Pastillas del Abuelo llevó a cabo una gira por Córdoba y Buenos Aires y seguirá embarcada en ella hasta fin de año con la última fecha confirmada que es el 5 de diciembre en Neuquén.


Hace unas semanas, los músicos recorrieron varias localidades cordobesas entre las que se destacaron el show que dieron en la Capital, más precisamente en La Plaza de la Música con formato bar, y la fecha que estalló en Río Tercero con la gente pogueando, algo que necesitábamos hace tiempo.


Combustible en pastillas

Por: Juan José Coronell


En la noche del sábado 25 de septiembre, volvimos al Prado Español en Villa Nueva. Y digo

volvimos en varios sentidos. Volvimos a ese lugar, donde uno ha ido muchas veces a “descontrolarse”, cuando las peñas de Boca traían a ídolos o cuando íbamos a fiestas con la

finalidad de vernos en la semana en la página de los organizadores; eran tiempos de Fotolog. Pero también regresamos a ver un show y a “descontrolarnos” bajo techo, en un recital bien rockero y a salón cerrado, después del encierro y de tanto barbijo…


Hay una fila muy larga que da la vuelta a la esquina. La gente baja de los autos y, si no tienen remeras de “La 20”, compran la suya para estar a tono. La noche está hermosa, la previa también. Falta para Navidad, pero Cecilia ya va regalando cosas, souvenirs imborrables. Franco y Mari llegaron muy temprano a comprar entradas, porque se decidieron a ir tarde; por el contrario, Nehuén y Eva compraron entradas apenas salieron y llegan justo a tiempo.


La espera por “ver al Piti”, como cantaba el público, fue llevadera gracias a la garra y al empuje que Pachecos le puso con clásicos de folklore reversionados. Una banda que suena muy bien, y que acompañó en esta triple fecha de la mejor manera. Cuando las luces se apagaron, la gente se encendió…

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Conectarse con lo que no se ve


“Bueno, muy buenas noches, Villa Nueva…” dijo “Piti” Fernández antes de ser como el viento y empezar a cantar “al oído la frase ideal”. Eso es lo que pasó en cada tema y lo que pareció que experimentó el público desde el primer acorde. Después de tanto tiempo sin verse, de shows vía streaming, de un disco que fue el resultado de un 2020 que no estaba en los papeles, ¡Lo que no se ve! fue el mejor comienzo. La mejor manera de conectarse amor, con “lo que no se ve, con esa dimensión que no sabe de tiempo ni de espacio”. Arte que le dicen, música o lo que generan, hace casi veinte años, desde un escenario…


Perdido y Cerveza fueron parte de los primeros temas de una lista que cerró por todos lados. La primera sirvió como agradecimiento a la banda telonera, en la intro “folklórica”. La segunda fue para entender por dónde iría el recital. Si había gente que pensaba que podría llegar a ser una presentación en vivo de su último disco Veinte, Las Pastillas echaron por tierra esa idea, pensando más en asegurar la fiesta con las canciones “más conocidas”.

Lo que siguió no solamente fue una sumatoria de estrofas que más de una persona se tatuaría completa, si no que puede ser el primer resumen de la noche y de lo que pasa en cada presentación: Un Rompecabezas de amor, que se va armando pieza a pieza, tema a tema, hit a hit.


Llévame más lejos amor


¿Me juego el corazón?, para gritar “si para conseguir lo conseguido/ tuve que soportar lo

soportado” fue previo al primer tema que tocaron del último disco, ese que debe ser cantado en compañía. Ese que, no importa donde uno esté si se está con quien es la destinataria de El Favor. Si es la persona que tiene la lengua con la que uno se enredó, para Florecer para mirarla de frente, dejarse atrapar nuevamente con sus piernas y pedirle “hacernos el favor y que vuele todo hasta el cosmos”.


Interpretación, primer tema de su último trabajo, fue para querer brindar “por la amistad por poder escapar de la matrix, a un mejor lugar”, ese que en ese momento ellos lo estaban logrando. Y mejoraron tanto el lugar, que las sillas ya no cumplieron su función, lo que era plateas separadas, se convirtieron en un solo campo cuando Amar y Envejecer fue “ordenarnos en ese desorden” e Historias, se transformó en barbijos que se ponían sólo cuando “la vergüenza ya le pisaba los talones” a cada cual que se los sacaba; en “vivir eternamente entre el tedio y la pasión”. Para entonces la gente ya había elegido lo segundo.

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Mucho más cuando el tema número diez fue para el N°10: ¿Qué es Dios?, sonó a diez meses de la partida de Diego. Entonces imágenes de Maradona se filtraron en todos los rincones del salón; sus recuerdos fueron pegando y consolando uno por uno. Su omnipresencia no se puso en duda, el agradecimiento porque “genera risa latente” al llevarnos tan lejos, tampoco; y las lágrimas que llegaron con el “Gracias Diego” en la pantalla, menos que menos.


El combustible: ¿cuál es?


“Un volcán estalla cada tanto en mi”, Fernandéz cantó en Desde la Postura, y esa lava de sensaciones fue la que bajó en todo momento desde el escenario. Y fueron muchas sensaciones porque cuando suena un tema como Azúcar Impalpable, las revoluciones se calman, lo íntimo se hace presente y se comparte la historia como si fuésemos parte de ella. “Piti” sabe manejar muy bien los tiempos del show y la banda lo sigue perfectamente en eso.


Incontinencia verbal fue lo último que tocaron de lo último, es decir del disco que salió en plena pandemia. También fue la confirmación de que el título de la canción no se aplica en Juan Germán Fernández quien no canta cosas por cantar, ni dice cosas por decir como en Ojos de dragón!, Qué hago yo esperando un p*to as! con la invitación al baterista de Pachecos, Pedro Pacheco y llamándolo para “el fiestón que se venía”, bajo la tutela de Juan Comas, fue eso: Un fiestón.

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Fue una explosión de ganas de bailar, de cantar, de las luces del escenario que se mezclaban con las de los láseres del personal de seguridad, que apuntaba a toda la gente que no cumplía el protocolo. Pero ¿Dónde esconder tantas manos?... De gente que sabe que siguen siendo eso que siempre buscaron, ¡que cantó tantísimo Tantas escaleras y Viejo Karma!, para brillar y ponernos al lado “lejos de funcionar como una alarma”.


De fanáticos que, como ellos, también querían que el Veinte fuese otro tipo de año; que el disco en donde escribieron canciones Alejandro Mondelo, el tecladista; Santiago Bogisich, el bajista y Bochi Bozzalla, el guitarrista, fuese sólo de fiesta y no de tantas pérdidas. Que esperaban verlos antes, que quedaron afónicos en Otra vuelta de tuerca…, agradeciendo “Que se hayan inventado Las Pastillas del Abuelo, y por supuesto La 20 que explota” y se dejaron llevar una vez más “en un presente a puro sentimiento”, sintiendo que Las Pastillas son el viento que “sopla de nuevo al oído la frase ideal”. O el combustible para “salir adelante a pesar del temor”. Algo así como el amor.

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